GRANDE GABO, SOS Y FUISTE EL CREADOR DE LO QUE HOY SE CONOCE
COMO COLOMBIA.
"Cuando terminé y bajé del escenario, la primera persona
que me abrazó fue Mercedes, con una cara -yo tengo la impresión de que desde
que me casé, ese es el único día en que me di cuenta que Mercedes me quería-
porque me miró ¡con una cara!... Ella tenía por lo menos un año de estar
llevando los recursos de la casa para que yo pudiera escribir, y el día de la
lectura la expresión en su rostro me dio la gran seguridad de que el libro iba
por donde tenía que ir", le comentó 'Gabo', en una entrevista, a su amiga
Elena Poniatowska.
Gabo, como se le solía decir de cariño al Nobel de Literatura
colombiana, Gabriel García Marqués, no era periodista de formación académica,
sino que al igual que yo, era abogado. Su pasión por la lectura, la
investigación y sus ganas de no tragar entero y de creer fielmente en sus
sueños, lo llevaron a dedicarse de lleno al periodismo y a la escritura; sus
primeros pasos los dio en El Universal de Cartagena, luego paso por los
pasillos de El Heraldo de Barranquilla; para luego darse a conocer en las
grandes ligas con sus crónicas en El Espectador.
SU LEGADO LITERARIO
Estando en México, en 1967, publicó la primera edición de su
obra más importante: CIEN AÑOS DE SOLEDAD, edición que se terminó rápido,
situación que lo llevo a considerar una reedición, pues era tal la aceptación
del pelotón de fusilamiento y de las mariposas amarillas que este libro llegó a
ser considerado de igual importancia que el mismo Quijote de La Mancha.
Gabo era una persona de amistades fuertes y duraderas, la más
controvertida fue su amistad con el líder de la revolución cubana: el
comandante Fidel Castro. Esta relación amistosa surgió gracias a una gran confusión, así como las que se suelen presentar
en el periodismo; para ese momento el boom latinoamericano ya estaba en boca de
todo el mundo, entonces su amigo Apuleyo Mendoza, dejó que la firma de Gabo apareciera
en una carta de protesta que se le había enviado a Castro, por la detención del
poeta Heberto Padilla; sin embargo días después el mismo Gabo le reconoció a su
amigo que él no hubiese querido firmar dicha carta, razón por la cual su
Apuleyo corrió a desmentir su “firma” a través de una rectificación que llego a
Manos del propio Fidel, quien luego de leerla, invito a Gabo a la Habana para
hablar del tema y construir desde ahí su fuerte amistad.
En 1975, con el fin de dejar un lado la sombra del triunfo de
Cien Años de Soledad, decide lanzar lo que la crítica ha considerado como una
de sus obras icónicas, una obra de orfebrería literaria: “El Otoño del
Patriarca”; esta historia no fue bien recibida por sus lectores, quienes
estaban embelesados con las mariposas amarillas; sin embargo las buenas críticas
que recibió la convirtieron también en un libro de obligada lectura para todos
los hispanohablantes, pero esta obra no fue la considerada como la mejor para
el propio Gabo, pues todo su amor y admiración se la dio a su romanticismo
llevado al papel: “El Amor en los tiempos del Cólera”.
Casi 10 años después, Gabo es sorprendido con una llamada a la
madrugada de aquel jueves 21 de octubre de 1982; Gabo y su esposa Mercedes,
estaban metidos bajo las cobijas cuando recibieron una llamada que confirmaba
los pálpitos que habían discutido la noche anterior en casa de su amigo Álvaro
Mutis, pues por fin era cierto que, gracias a CIEN AÑOS DE SOLEDAD, le iba a ser
otorgado el Premio Nobel de Literatura.
Los años posteriores al nobel, Gabo se dedicó no sólo a los
compromisos internacionales, sino que también se dedicó a escribir y a
completar su obra:
'Crónica de una muerte anunciada', a principios de los 80, 'El
amor en los tiempos del cólera' (1985), 'El general en su laberinto' (1989),
'Doce cuentos peregrinos' (1992), 'Del amor y otros demonios' (1994) y 'Noticia
de un secuestro' (1996), y sin dejar de lado su verdadera vocación, en 1998
Gabo adquirió la revista Colombiana Cambio., demostrando con esto que el
periodismo era lo que en realidad corría por sus venas.
En el 2002, haciéndole un gran homenaje a su “santísima
trinidad”, publico sus memorias en el libro 'Vivir para contarla', que el mundo
lector esperaba con gran expectativa.
2007, AÑO DE HOMENAJES Y MARIPOSAS AMARILLAS
Las mariposas amarillas volaron de alegría en el 2007, año en el
cual Gabo tuvo cuatro grandes celebraciones: su natalicio número 80, el
aniversario número 60 de la publicación de su primer cuento, 40 años de la
publicación de su obra cumbre CIEN AÑOS DE SOLEDAD y los 25 de haber recibido su
más alto reconocimiento: el NOBEL DE LITERATURA.
Por eso mismo Colombia botó la casa por la ventana con un sin número
de homenajes, el más importante tuvo lugar en Cartagena, en el marco del IV
congreso de la Lengua Española, evento al que asistieron grandes personalidades
como: Bill Clinton, los reyes de España y la Real Academia Española, quienes
presentaron la edición conmemorativa de 'Cien años de soledad', con una tirada
inicial de 500 mil ejemplares, lo que la equiparaba al nivel del 'Quijote'.
"Cuando le pedimos el permiso y la RAE empezó a preparar el
texto, encontramos que varias ediciones de 'Cien años de soledad' tenían un
texto distinto: faltaba una palabra, la puntuación era diversa, etc. Entonces,
me puse en contacto con Gabo y se lo expliqué. Le dije que le iba a mandar unos
grandes folios con la manera como aparecía en diferentes ediciones. Fue una
tarea hermosísima. Y luego, la presentación en Cartagena fue uno de los actos
más conmovedores que hemos vivido", recuerda el exdirector de la RAE
Víctor García de la Concha.
''No sé a qué hora sucedió todo. Solo sé que, desde que tenía 17
años hasta la mañana de hoy, no he hecho cosa distinta que levantarme temprano
todos los días y sentarme frente a un teclado para llenar una página en
blanco", comentó Gabo ese día, en su discurso de agradecimiento.
Yo no era la más
seguidora de Gabo, así como tampoco disfrutaba mucho de la lectura de su prosa;
pero en él sí reconozco el legado cultural que le dejo no solo a Colombia, sino
también a Latinoamérica. Ya que, gracias a su bien llamado realismo mágico,
escritoras como Isabel Allende, Marcela Serrano y Ángela Becerra enriquecen mis
lecturas y me llevan a viajar por parajes desconocidos por mis ojos, pero bien
recreados en mi memoria.
Gracias Gabo por
enseñarnos a amar lo que se hace y por demostrarnos que los sueños sí se pueden
hacer realidad, con tal de lograr la felicidad; sos un gran ejemplo en la
escritura y en el periodismo cultural colombiano.