viernes, 27 de julio de 2012

Instrucciones para sacarse un moco, inspirada en Julio Cortazar


Nadie habrá dejado de pensar y de sentir que no hay placer mas delicioso que el de sacarse un moco de su nariz; sobre todo aquel moco que suele doler cada que movemos la nariz, tal como si fuera la de conejo, pues el mismo moco nos chuza internamente.

Lo primero que uno debe hacer es tener bien claro que todos, pero absolutamente todos los seres humanos, en algún momento de su vida se han sacado un moco; luego de tener claro este primer concepto, hay que proseguir a identificar la especie a la cual pertenece el moco:
1. El moco chuzudo: suele ser negro y de contextura gruesa, es seco por lo general y cuando sale de la nariz, se percibe un gran descanso, ya se puede mover la nariz sin sentir chuzos algunos; este también es denominado el moco espada.
2. El moco seco con cola aguada: también denominado el moco renacuajo, posee la característica de ser duro como el chuzudo, pero lo acompaña una gran y larga cola de moco como aguado que se suele estirar desde el fondo de la nariz, pero cuando sale, se siente una respiración mucho mejor, pues se ha limpiado totalmente las vías respiratorias, ya que suele ser un moco que obstruye dichas vías.
3. El moco aguado: por lo general es el moco que sale cuando uno estornuda, si es verde es porque uno tiene una gripa ni la tenaz, pero si es amarillo ya le esta pasando la gripa, y si es totalmente blanco es que esta empezando la peste, o sea que la única opción es cargar pañuelo y tratar de no estornudar.
4. El moco que se pega de la punta de la nariz: es aquel moco que sale a ventanear y conocer el mundo, por lo general es de tamaño pequeño y se suele acomodar de manera muy incomoda, porque es visto por todo el mundo.

Luego de tener bien identificado el moco que se pretende extraer de la nariz, se debe acomodar en un lugar cómodo, tener pañuelos a la mano, relajarse de forma tal para respirar de nuevo, un buen aire, un aire que llega frió a los pulmones, pues ya no hay quien lo pare, ya que todos los mocos salieron y por ende murieron.

Mientras saca el moco usted puede ir cantando mentalmente la canción del moco:
“Si quieres ser feliz
Mete un dedo en la nariz
Si quieres otro poco
Mete un dedo y saca un moco”
Que fuera de dar ganas de seguir sacando mocos, da felicidad, porque reitera cada vez más que sacarse un moco es un gran placer que brinda felicidad; luego de mentalizar la canción, haber identificado el moco, haberse acomodado en un lugar estratégico, donde no lo mire nadie, pues este es un placer muy intimo y muy personal, se debe proseguir a introducir el dedo en la nariz y sacar aquel elemento extraño llamado moco, ponerlo en el pañuelo lavarse las manos, o proseguir sacando mocos, botar el pañuelo y por ultimo respirar y sentir ese gran alivio que se siente cuando se saca aquel moco; alivio que conlleva a querer sacar más mocos, pero como ya no hay más, toca esperar a que la nariz genere otro moco nuevo para poder volver a disfrutar del placer de sacarse un MOCO.
Además si usted es de los que creé que sacarse un moco es algo desagradable pues déjeme decirle que hasta Cervantes se sacaba mocos de una manera muy elegante; entonces si lo hacia él, porqué no hacerlo usted… Entonces deje la pena a un lado y meta un dedo en su nariz, sea feliz y saque un MOCO.

jueves, 26 de julio de 2012

Las flores secas del cafe


Entre el bullicio, carros, perro y las bruscas luces que abrigaban a la multitud, en un bohemio café del centro de la ciudad de Buenos Aires, al compás de la música de Juaquin Sabina y sus crueles letras, ella miraba su cigarrillo como queriendo descubrir cual gitana ese futuro incierto que le aguardaba.
Entre tragos amargos, el humo de sus cenizas, que ante ella iban cayendo, se mezclaba con el raro olor de las flores que adornaban aquel lugar, produciendo en ella la misma sensación de angustia, nostalgia y tristeza, que su alma sin razón alguna venia experimentando desde tiempo atrás.
Sola como todos los días en la misma mesa, ahogando su cruel historia y mirando hacia aquellas puertas coloniales, de las viejas casonas bonarenses, como si llevara miles de años en este lugar, viendo pasar las sombras de todos aquellos que no saben a donde van; ella fija su mirada esperando que él regrese y se siente a su lado, haciéndole soñar cosas de las cuales quizás nunca se pueda olvidar.
Su belleza es extraña, su color es como el del ocaso a punto de caer, sus ojos reflejan el alma de una mujer amante de la libertad, su figura es esbelta y en sus manos se pueden ver arduos años de incesante lucha por amar.
Luis un viejo amigo que conoció en uno de sus rutinarios días en el café, toma asiento junto a ella y la saluda como quien invita a alguien a vivir:
-Hola Carolina… como estas?
-Hola Luis… en que te puedo ayudar?
Luis un poco acostumbrado a la actitud de esta extraña mujer le dice dulcemente:
-Caro… deseas tomar algo?
A lo que Carolina en tono seco y con su mirada fija en la ceniza le contesta:
_Un café esta bien, gracias.
Luis descubre que esta mujer necesita alguien con quien hablar, pero lo que no logra es hacerla pronunciar una sola palabra, como si ocultara la desdicha más grande del mundo entero:
-Cómo has estado?, como anda tu vida?
-Viva supongo… Una respuesta algo tajante y distante para la situación.
Un instante de silencio absorbe totalmente la conversación y Luis lo único que espera es que pronto llegue el café, beberlo y sacar cualquier excusa para retirarse de tan extraña velada. Mientras tanto, Carolina para sus adentros es conciente de que su amigo esta aburrido y que en el momento menos pensado se levantara y la dejara sola, como lo ha estado toda su vida. No hace absolutamente nada; solo reacciona con un suspiro y le pregunta a Luis:
-Qué opinas de la flores de este lugar?
Luis un tanto extrañado por la pregunta, pero en el fondo acostumbrado le dice:
-Las flores son bellas cuando están vivas, pero duran muy poco y la tristeza de su ausencia se refleja en su olor, es un olor que me da miedo, ¿pero sabes?... me pone a pensar; es por eso que quizás vengo a este lugar.
Carolina con una leve sonrisa en su cara, abre su boca como para pronunciar algo y en ese preciso momento, llega el café y junto con él se traga sus palabras.
-Gracias… responden ambos al unísono.
-Por ti… dice Luis, por mi… le contesta Carolina.
Luis miraba el reloj como quien tuviera prisa, pero no quería dejar a esta mujer sumergirse mas en su raro mundo, pero él es un hombre de palabras y detesta de sobremanera los silencios absurdos en medio de conversaciones y, aunque Carolina era de alguna manera diferente; por lo poco que la conoce toma el ultimo trago de café y decide marcharse, pues en el fondo sabe que ella quiere estar sola.
-Adiós Carolina, me gustaría acompañarte, pero tengo cosas que hacer… típica respuesta de alguien que busca irse sin que le pidan explicaciones.
Carolina enciende un nuevo cigarrillo y prescindiendo la ausencia de su amigo segundos atrás, mira la ceniza y se frustra una  vez mas al no poder ver en ella aquello que le aguardaba en este bohemio lugar, su incierto destino.
-Adiós Luis, gracias una vez  más por tu compañía.
Soltando el humo de su boca en un largo suspiro, toma su último trago y decide marcharse a la misma hora de todos los días, esperando que llegue mañana para regresar con su soledad.
Este rutinario proceso se repitió, días, semanas, incluso meses, si no fueron años; el caso es que un día sucedió lo inesperado. Carolina en su mesa, clavando su mirada en las flores secas de aquel café, intentaba entretenerse un poco botando el humo en medio de ellas, disfrazando cual niebla la triste historia de estas flores que  tal vez no era muy diferente a la suya, pero en vez de de despejar su mente, trajo a su alma tantos recuerdos, que solo una lagrima, la mas preciada lagrima del universo, rodó por sus mejillas, muriendo en su roja boca… Es aquí cuando un hombre muy extraño, atraviesa las puertas del lugar: se detiene un instante, respira, mira las flores secas y en su rostro se reflejan todos esos años de profundo y absurdo silencio que con nostalgia se han ahogado en su corazón.
-Carolina?
-Carolina? eres tu es verdad?
Esa voz retumba en su mente, en la de ella, su corazón se agita tanto que sus manos empiezan a sudar y su respiración se escucha tan fuerte, que lo único que su mente repite una y otra vez en su interior es esa pregunta que juro no hacerse cuando él regresara, pues simplemente seria una falta gravísima, si ella no la recordara, su voz la de él… pero esto quedo en el pasado y lo único que pasaba por la cabeza de Carolina era:
-Será él?...Será él?, no, no, no puede ser… tranquilízate… calma, calma, Carolina no es él!!!
Él una vez más insiste:
-Carolina eres tú?, vamos dime algo, soy yo!!!...
Así que al no escuchar un mínimo murmullo, él decide hacerse tras ella, tomar su silla de ruedas, la de ella y, llevársela a otro lugar…
El caso es que de esta extraña mujer y de aquel hombre que le arrebato el alma a este sitio, no hemos vuelto a saber nada; aquí todo sigue igual, lo único raro es que semanalmente nos llega un ramo de flores frescas, dándole un aire de vida a este bohemio y pequeño mundo bonarense, que tras el humo trata de olvidar las historias de los que no saben a donde van…

FIN


Carta para aquel perfecto extraño


¿Sabe qué perfecto extraño? a veces me pongo a pensar en lo absurda q es la vida, en esas cosas inevitables que pasan y que de alguna manera nos marcan y no podemos dar vuelta atrás, cuanto quisiéramos que todo fuera de colores y que esos tonos grises nunca existieran; a veces pienso que no vale la pena sentir, y me pregunto ¿para qué? para que al fin y al cabo todo salga menos y como en algún momento lo pensamos…
Cómo es que llegan personas y cambian tanto nuestro estupido mundo, cómo es posible que seamos tan débiles y que todo lo nuestro gire en torno a ellos…
Algunas veces quisiera ser ese ser quien llenara cada uno de esos vacíos que en su alma encuentra, si quisiera serlo, pero se que UD no esta dispuesto, porque se bien que su mundo gira en otro grado distinto al mío, sé que busca lo que yo no tengo, lo que yo simplemente no soy, tal vez me equivoque, tal vez me desgaste, tal vez invertí todo este extraño tiempo con historias sin fin, con miles de finales y con las mismas dudas, con las mismas incógnitas desde el día q lo vi.
Hoy mi alma deambula en la nada, pues simplemente no quiere nada…
Que tan extraña es esta mierda en la que vivimos, que tan extraño es todo lo que sentimos, cada palabra que de mi sale, sale sin sentido, sale a buscar a donde aferrarse, a donde continuar buscando esa poesía en la que por fin pueda encajar, por qué se me es tan difícil el aceptar las cosas, lo que viene, lo que se va, ¿por qué es tan cruel la realidad?...
Dígame Ud. cómo hace para vivir, cómo hace para soñar, cómo se levanta a diario sin un motivo por el cual luchar, dígame que pasa por su mente cuando la soledad lo envuelve en efímeros mares de sal, dígame a que juega su vida, para qué le enseñe a la mía a no llorar, a aprender a reír, dígame cómo le hace, porque ya estoy cansada de luchar, de esperar, de buscar un cuento para poder contar…
No sé por qué motivo mis ojos se empapan de llanto si no vale la pena, la pena llorar, quisiera saber por qué es tan esquivo, por qué sus palabras no fluyen, por qué no quiere crear...
Quisiera saber lo que piensa con respecto a lo que reflejo, a lo que le puedo dar, a veces pienso que la naturaleza es tan dura y de alguna manera egoísta y posesiva con su rara creación, ella nos limita a hacer cosas que ni la razón puede controlar, como por ejemplo esto que le estoy escribiendo sin sentido, y tal vez sin pensar, pues tal vez en el  fondo quiera saber q es lo que ud opina, pero en realidad me importa poco, porque lo hago simplemente por actuar, son esos impulsos que llegan y que tal vez mañana cuando lea esto me arrepienta de haberlo publicado, y así una vez más este tonto juego que llevo conmigo misma vuelva a empezar, pero bueno tal vez en eso consiste mi vida, tal vez esto es el motivo de lo que soy, de lo que pienso, de lo que simplemente quiero.
No espero una respuesta suya, pues tal vez se sienta comprometido, solo quiero que sepa lo que hoy siento, sin ataduras, y sin esperar las consecuencias, pues simplemente he perdido todo eso por lo que quise alguna vez luchar.

El esperado regalo Inesperado


El esperado regalo inesperado
Por: Daniel Quintero



Cierto día de hace muy poco, sentí un atrayente aroma en la ventana de mi
vida, al abrir las puertas encontré un pequeño regalo, al tomarlo en mis manos
sentí que tenia algo maravilloso y que debía entrarlo, ya que tenia una
suave textura como cubierta, de inmediato comprendí que estaba tocando la
mas suave superficie que jamas hubiese tocado, al seguir escudriñando en él
observe que tenia una maravillosa e inimaginable sonrisa como tarjeta, la
cual me dio un gran sentimiento de felicidad, este regalo también tenia un
hermoso lazo color castaño con brillos rojizos, el cual, también era suave y
era el portador de aquel aroma que había sentido, al seguir investigando,
descubrí al moverlo que tenia un par de destellos en su cubierta, los cuales
me quitaron la respiración después de mucha incertidumbre, me disidí por
destaparlo y descubrí muchas otras cosas especiales como  sentimientos,
sonidos y muchas otras que seria difíciles de explicar, al seguir mirando
dentro de el encontré un pequeño espacio, el cual estaba como esperando ser
llenado por algo, así que al ver que ese objeto en solo un instante se había
convertido en algo tan importante para mi ser, decidí colocar en aquel
espacio mi corazón; al hacer eso el regalo empezó a transformarse, y fue
tomando la forma de una mujer, aquella suave superficie se convirtió en la
mas bella piel que haya visto y sentido jamas, el lazo color castaño se
transformo en el mas hermoso y brillante cabello, jamas visto por mis ojos y
sentido por mi olfato, al observar el rostro de aquella mujer descubrí que
aquella sonrisa que era la tarjeta, se había convertido en sus atrayentes
labios, los dos destellos de la cubierta se transformaron en dos bellos y
hechizantes ojos; de esta manera fue que apareció ante mi la mas bella mujer
nunca antes vista por mis ojos, tomando algo de valor y juntando toda mi
fuerza me atreví a preguntarle su nombre, a lo cual ella contesto con
maravillosa voz el nombre que quedo pirograbado en mi alma diciendo así: "Mi
nombre es Laura", luego abrió la puerta y salió, desde entonces mi corazón
es llevado por la mas hermosa mujer  que haya pisado antes mi mundo, y
aunque ella me visita de vez en cuando tocando la puerta de mi vida, me
encantaría que alguna vez cruzara mi puerta y decidiera quedarse junto a mi
para que ella, mi corazón y yo vivamos por siempre como uno.

Cerbero

ESTOY EN BUSQUEDA DE ALGUIEN


A quien le encuentre la medida a mis piernas, de tal modo que las pueda lamer desde los talones hasta el ombligo sin que su lengua se reseque, que las tenga tan medidas que sin ver calcule la distancia exacta entre mis rodillas cuando están abiertas, y no sólo eso, sino que conozca el ángulo de la curva que forma cada una  de mis piernas cuando estoy boca arriba y él está adentro...Que me deje los muslos estampados por días con manchitas moradas, que viéndolas desde lejos formen el contorno de mi sombra vista a través de una vela, y que sepa que su palma ahí extendida alcanza a cubrir la mitad de mis complejos y destapa la mitad de mis culpas... que al momento de buscar la entrada con las puntas de sus dedos sepa que tiene que hacer tres pausas, que le conste que prefiero que presione su boca contra la planta de los pies pero más contra las pantorrillas, pero más contra la piel que cubre el fémur... que de alguna manera descubra la manera de que incluso mi columna se entere del momento en que con sus piernas separa las mías, y si es contra mi voluntad que se entere hasta la nuca, y que sepa de que a mitad de la noche mis rodillas huelen a tristeza y a piedad...
...el día que lo encuentre me volveré sumisa a él...