A quien le encuentre la medida a mis piernas, de
tal modo que las pueda lamer desde los talones hasta el
ombligo sin que su lengua se reseque, que las tenga tan medidas
que sin ver calcule la distancia exacta entre mis rodillas cuando están
abiertas, y no sólo eso, sino que conozca el ángulo de la curva
que forma cada una de mis piernas cuando
estoy boca arriba y él está adentro...Que me deje los
muslos estampados por días con manchitas moradas, que viéndolas
desde lejos formen el contorno de mi sombra vista a través de una vela, y que
sepa que su palma ahí extendida alcanza a cubrir la mitad de
mis complejos y destapa la mitad de mis culpas... que al
momento de buscar la entrada con las puntas de sus dedos sepa que tiene que
hacer tres pausas, que le conste que prefiero que
presione su boca contra la planta de los pies pero más contra
las pantorrillas, pero más contra la piel que cubre el fémur... que
de alguna manera descubra la manera de que incluso mi columna se entere del
momento en que con sus piernas separa las mías, y si es
contra mi voluntad que se entere hasta la nuca, y que sepa de que a mitad de
la noche mis rodillas huelen a tristeza y a piedad...
...el día que lo encuentre me volveré sumisa a él...
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